martes, 17 de mayo de 2011

EL ESNOBISMO MAQUINAL

Jean Baudrillard

 Nothing is perfect, because it  is opposed  to Nothing.  La Nada es perfecta, porque no se opone a Nada.



No hay nada  que decir de Warhol, y esto ya lo dijo Warhol a lo largo de sus entrevistas y de su Diario, sin retórica, sin ironía, sin comentarios; sólo él era capaz de reflejar la insignificancia de sus imágenes, de su vida y milagros en la insignificancia de su discurso.  A eso se debe que, por mucho que se ilumine el objeto Warhol, el efecto Warhol, permanezca en él algo definitivamente enigmático, que lo arrebata del paradigma del arte  y de la historia del arte.

El enigma es eldel objeto que e ofrece en una  transparencia total, y que, por consiguiente, no se deja naturalizar por el discurso crítico o estético.  El enigma de un objeto superficial y artificial que consiguió preservar su artificialidad, desprenderse de cualquier significación natural para adoptar una intensidad espectral, vacía de sentido, que es la del fetiche.

Sabemos que el objeto-fetiche carece de valor.  O, mejor dicho, tiene un valor absoluto, vide del éxtasis del valor.  Así pues, cada una de las imágenes de  Warhol es a la vez insignificante en sí y de un valor absoluto, el valor de una figura de la que se ha retirado todo deseo trascendente, dejando lugar únicamente a la inmanencia de la imagen.  En este sentido es artificial, Warhol es el primero que nos introduce en el fetichismo moderno, en el fetichismo transestético, el de una imagen, sin cualidad, de una presencia sin deseo.

Warhol parte de cualquier imagen  para eliminar su imaginario y convertirla en un puro producto visual.
Los que manipulan la imagen video, la imagen científica, la imagen de síntesis, hacen exactamente lo contrario.  Se sirven del material bruto y de la máquina para rehacer el arte.  Warhol, en cambio, es una máquina.  Él es la auténtica metamorfosis maquínica.  Los demás explotan la técnica para crear ilusión.  Warhol nos entrega la ilusión pura de la técnica – la técnica como ilusión radical -, muy superior actualmente a la de la pintura.

Las imágenes de Warhol no son banales por ser el reflejo de un mundo banal, sino porque resultan de la  ausencia de  cualquier pretensión del sujeto de interpretarlo.  Resultan de la elevación de la imagen a la figuración pura, sin la menor transfiguración.  No hay trascendencia, sino un incremento de poder del signo, que , al perder toda significación natural, resplandece en el vacío con todo su resplandor artificial.

En la visión mística, la iluminación del menor detalle procede de la intuición divina que lo ilumina, del presentimiento de una trascendencia que lo habita.
Para nosotros, por el contrario, la exactitud estupefaciente del mundo procede del presentimiento de una esencia que se le escapa, de una verdad que ya no lo habita.  Procede de una percepción minuciosa del simulacro, y más exactamente del simulacro mediático e industrial.  Así es Warhol y su hipóstasis serial de la imagen, de la  forma  pura y vacía de la imagen, su iconísmo  extático e insignificante.  Es a la vez nuestro nuevo místico y el antimístico absoluto, en el sentido en que cada detalle del mundo, cada imagen, es iniciático, pero iniciático de nada.

JEAN BAUDRILLARD 
EL CRIMEN PERFECTO

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