Stanley Kubrick: Cronografía de una lógica.
Por Sol Cuntin.
Filmografía analizada
Filmografía analizada
Day of the figth (1951)
Flyng padre (1952)
The Seafarers (1953)
Fear and Desire (1953)
Killer ´s Kiss/ El beso del asesino (1955)
The Killing / Atraco perfecto (1956)
Paths of Glory/ Senderos de Gloria (1957)
Spartacus/ Espartaco (1960)
Lolita (1962)
Dr. Strangelove or: How I learned to stop Worrying and Love the Bomb/ ¿Teléfono rojo ? Volamos hacia Moscú. (1964)
Dr. Strangelove or: How I learned to stop Worrying and Love the Bomb/ ¿Teléfono rojo ? Volamos hacia Moscú. (1964)
En Espartaco, las luces y los colores cálidos confieren belleza lírica al paisaje,
sobre todo para las escenas de componente poético y sentimental. Este recurso
es visible tanto para la relación homosexual entre Marcus Crassus (Laurence
Olivier) y su esclavo Antonino como para las escenas de amor entre Espartaco y
Varinia. La primera escena entre ambos tiene lugar en un espacio opresivo y
subterráneo; un calabozo. Allí la luz se hace más pronunciada sobre los rostros
que sobre los cuerpos, estilizándolos y prefigurando simbólicamente la unión
sentimental. Esta situación de pérdida de la libertad vuelve a construirse
instantes antes de la lucha entre los gladiadores hasta la muerte. Espartaco
permanece encerrado junto a su contrincante etíope. La cámara se sitúa en el
interior, encuadrando el exterior en una composición en profundidad. Instantes
antes de la lucha, el silencio se quiebra por el sonido off que reproduce los
diálogos frívolos de los nobles y sus mujeres.
En la primera
secuencia de ¿Teléfono rojo? Volamos
hacia Moscú se encuadra la oficina del gral. Ripper en un plano general con
profundidad de campo. La fuente de luz nuevamente está en cuadro y proviene de
una gran lámpara, dejando sin embargo el rostro del actor en penumbra, como
prefiguración de la locura.
Senderos de Gloria genera una
contraposición entre los majestuosos y amplios salones donde se reúnen los
generales, el salón de baile y la sala del Tribunal y entre la sensación
angustiante que generan los encuadres de las zonas aledañas al combate, cuando
los soldados permanecen estáticos y se resisten al ataque.
La banda sonora
contribuye junto con el montaje a producir ritmo y tensión. Al comienzo del
film el gral. Paul Mireau, se pasea impetuosamente ante el regimiento de
soldados. Parte de la escena es narrada en un plano secuencia con steady cam.
En los momentos en que avanza, se oye una marcha instrumental que enfatiza la
violencia de su autoridad, hecho que se comprueba cuando da la orden para
trasladar al soldado que está en estado de shock a otro regimiento.
En los instantes
previos a la masacre de los gladiadores en Espartaco,
hay una dilatación de la espera que se construye por una sumatoria de
planos medios de los hombres aguardando el ataque. A cada golpe musical,
sobreviene un corte para producir mayor tensión dramática. Sin duda, la
maestría de dominio en la puesta en escena del director alcanza sus puntos más
álgidos en las escenas épicas o bélicas.
¿Cómo se vivencia
el tiempo en las películas de Kubrick? Los personajes se enfrentan a proezas o a
conquistas imposibles: la posesión sentimental en Lolita, el impedimento del desastre nuclear en Dr. Strangelove, la conquista por la libertad en Espartaco, la huída en El beso del asesino, la rapidez de
ejecución en Atraco perfecto y el
afán de justicia en Senderos de Gloria. Sin
embargo, esta supuesta carga heroica que comporta el género bélico o las
epopeyas históricas, es puesta en crisis y fracturada por la presión que el
contexto, en ciertos momentos putrefacto y corrupto, ejerce sobre sus
personajes.
Ello los conduce a
la rápida toma de decisiones. En los momentos cumbre, el tiempo apremia y se
experimenta asfixiante, tendiendo un nexo con la composición del espacio. Los
personajes podrían ser pensados como alter ego del cineasta, en tanto la
estructura narrativa de sus guiones y el dominio de la técnica, han sido
diseñados con precisión mecánica. Para un artista obsesivo, nada queda librado
al azar.
¿Pero, se trata
realmente de figuras heroicas? Si bien están confinados a situaciones límite y condenados
al fracaso, de todos modos prefieren correr el riesgo aun cuando son concientes
de que la batalla está perdida de antemano, tal como enuncia Espartaco, cuando el pirata siciliano le advierte que es imposible ganar esa batalla
y él le responde que de todos modos peleará.
El narrador
omnisciente de Atraco perfecto formula
que cada personaje involucrado en el robo es la pieza de un puzzle. En ese
prólogo coral de presentación de personajes, el tiempo se enuncia con
desmesurada precisión: “La misma noche a
las 7.45, George Peatty, el cajero, llegó a departamento” Y así prosigue
esta documentación obsesiva del devenir a lo largo del relato. Repentinamente,
cuando Clay y su prometida están a punto de embarcar (y por intervención de lo
insólito) sobreviene el fracaso para el personaje. Una anciana latosa y
ridícula, insta insistentemente a su perrito a contemplar la llegada de los
aviones. El canino se escapa y tira la valija de Johhny. El dinero del robo se
esparce desmesuradamente por el aire, incrementando la importancia del hecho, con
una luz muy sobreexpuesta.
Esta supuesta
racionalidad tiene su contrapartida: la desarticulación de dicha lógica
mediante el artificio, lo excéntrico, el quiebre o la configuración de una verosimilitud. Ello se logra a través de
la fisonomía y la psicología de
ciertos personajes del mausoleo Kubrickiano. Tanto Quilty como Humbert en Lolita son exponentes del desequilibrio
mental o emocional que seguirá vigente en La
naranja mecánica. El paroxismo se obtiene justamente en la última película
del corpus analizado: el Dr. Strangelove, un paralítico que lleva lentes
oscuros y un guante negro y que percude a las figuras gubernamentales con su
plan maquiavélico y nazista de preservación de la raza humana. La construcción
del texto actoral de Peter Sellers es asimismo psicótica, tanto por los
diversos personajes que compone en Lolita,
como en ¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú, ya que encarna al Capitán
Mandrake, al presidente y al Dr. Strangelove.
Continuando con el
descalabro de la lógica: ¿Qué hacen un hacha y un harpón en el taller de
mortecinos maniquí donde tiene lugar el enfrentamiento entre Rapallo y Gordon,
en El beso del asesino? ¿Por qué
Kubrick quiebra los códigos del cine negro en Atraco perfecto para permitirse el gag, convirtiendo a Maurice en
una suerte de increíble Hulk? Dos hombres intentan detenerlo, le desgarran la
camisa, le parten una botella en la cabeza y ni se inmuta, venciendo a todos sus
adversarios.
¿Por qué la primera
vez que se presenta a Quilty (Peter Sellers ) en Lolita, éste aparece bailando de modo circunspecto y excéntrico con
una mujer idéntica a Morticia de Los Locos Adams? A pesar de que resulte
verosímil porque el personaje de Quilty es un simulacro y una representación,
de todos modos se quiebra la solemnidad paranoide, obsesiva y fetichista de Lolita.
Es precisamente esa
confluencia entre el armazón inobjetable de la estadística y la excentricidad y
el exceso lo que configura universos tan particulares que bordean al unísono,
lo siniestro, lo realista, lo violento y lo histórico.
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ResponderEliminarHola, donde podría conseguir revistas artexto? parecen muy interesantes. gracias
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