Oscar Bony integró la vanguardia del
segundo lustro del Instituto Di Tella.
Artista pionero de la incursión en
búsquedas de origen conceptual,
en 1968 realizó La familia Obrera, que
consistió en la exhibición
de un grupo familiar real sobre tarimas-
padre, madre e hijo-,
y que se considera como una de las obras iniciáticas
dentro de esa tendencia.
En su trabajo ha sido recurrente la
problematización de los discursos sobre lo temporal;
ejemplo de esto, la serie Cielos es un
llamado de atención sobre un paisaje sin datos temporales.
Su producción más reciente consiste en
obras realizadas
a partir de fotografía baleadas:
autorretratos y paisajes urbanos y naturales,
integrantes de diferentes series que
reflexionan sobre la violencia y al transcurrir.
La obra de Oscar Bony está marcada por ciertos
hitos de su participación en la década del `60 dentro de la vanguardia
vinculada al Instituto Torcuato Di Tella y su posterior retorno hacia la
figuración, ambas vinculadas a las motivaciones, reapropiaciones y
desplazamientos de aquella experiencia de los años ´60, y de a través de los
diálogos que establece con sus contemporáneos.
Oscar Bony nace en Posadas en 1941.y muere en
Buenos Aires en 2002. En 1950 viaja a Buenos Aires para estudiar en la Escuela Nacional
de Bellas Artes “Manuel Belgrano”. Paralelamente, al año siguiente, concurre al
taller de Juan Carlos Castagnino y estudia fotografía.
Realiza su primera exposición individual en
1964, la serie “Anatomías”, un
trabajo cercano a la neofiguración, el estilo dominante en la época. Su
experimentación con diversos medios de expresión, lo llevó en 1966 a utilizar el video,
siendo uno de los pioneros en video arte, empezó a trabajar la noción del
tiempo, concepto con el que operará en toda su producción artística. Fuera
de las Formas del Cine son los cuatro cortometrajes que realiza en el
Centro de Experimentación audiovisual del Instituto Torcuato Di Tella: “El paseo”, “El maquillaje” y “Submarino amarillo”.
Se vincula con el grupo de artistas - Margarita
Paksa, Pablo Suárez, Emilio Renart y Rubén Santantonín -, que posterior mente intervendrán
en el Instituto Di Tela. “… Los movimientos constantes de Bony entre lenguajes
y soportes, reflejan su necesidad de experimentar, su posición contra lo
establecido y su resistencia frente a los intentos de clasificación. Cualidades
que comparte con gran parte de la vanguardia de los años 60 (…) Sin embargo,
sus gestos muestran una estrategia propia: cuando Bony visita estilos y medios
los ocupa, los absorbe, los confronta, en un proceso exultante y continuo; actúa
en el paroxismo, insaciable. (…) Sumiso mientras los materiales y lenguajes se
abren, en cuanto los descubre busca el borde para pasarse del otro lado, para
entrar por el reverso donde son ásperos, oscuros, inestables, resistentes, y
puede usarlos a contrapelo. De frente, de este lado, las opciones son
confortables, previsibles, para otros”. (Pacheco: 2002)
Entre 1965 y 1968, forma parte de los jóvenes
“rebeldes” del Di Tella, Bony se dedica a hacer cortometrajes, objetos,
instalaciones y happenings, conviviendo con el pop, el minimalismo y el
conceptualismo; a construir estructuras primarias, invadir espacios, exhibir
grabaciones y montar gente real sobre una tarima de museo
Con una repercusión dentro del campo artístico,
participa de los Premios Braque en 1967, con la obra Sinusoide, bautizada por la prensa como Serpiente amarilla o
Estructura. Además, forma parte de Experiencias Visuales ’67 (CAV Centro de
Artes Visuales, Instituto Torcuato Di Tella), presentando la instalación 60 m2 y su información, incluyendo
un soporte con un proyector de 16mm que emite sobre una pared la imagen
continua de un fragmento de un alambre tejido. Aquí aparece el mismo objeto, presentada
de dos maneras diferentes, el alambre real y el proyectado, generando al
espectador tres tipos de lecturas, el alambre aparece en tres dimensiones: el
objeto real, su reproducción icónica y su percepción táctil, provocando al
espectador a adoptar una actitud analítica, comparando los diferentes estadios
de percepción de un mismo objeto.
Interviene en el VII Salón de Ver y Estimar, donde
obtiene el primer premio por una instalación y participa de la VII Bienal de La Habana.
En 1968, Bony se presenta en las Experiencias 68
del Instituto Di Tella, con su obra La
familia obrera: un matricero, su esposa, y su hijo exhibidos en vivo sobre
una tarima de madera. Los integrantes de la familia conversaban, leían,
fumaban, comía, mientras se oían los ruidos característicos de la casa en que
vivía, reproducidos en una grabación. Esta pieza es una de las más polémicas y
la que tiene más repercusiones mediáticas. Sobre la plataforma el autor había
puesto un cartel con los datos personales de sus personajes “Luis Ricardo Rodríguez, matricero,
residente en Valentín Alsina, su mujer y su hijo” luego decía “Yo les propuse permanecer sobre el pedestal
durante las horas de la exposición , pagándoles lo mismo que ganaban en su
trabajo” Bony decía: “… Para mí, La familia obrera implicaba muchas cosas
que exigían compromiso. Una era la relación con la política; otra, era la
intención de desmaterializar la obra de arte. Eran dos polos bien precisos. La
cuestión de la desmaterialización no me interesaba tanto como el vínculo con la
ética. Creo que este trabajo es un planteo más ético que político...” [1] El
plateo de Bony, con la Familia Obrera implica
la relación arte-política y la relación artistas-militancia política,
entendiendo al arte como transformador de la realidad. A partir de la
introducción de la realidad y el concepto dentro de la practica artística
presentándolos directamente allí.
En 1968 se retira de la práctica artística, junto
a muchos de sus compañeros, enfrentando a la historia del arte, a la crítica y
a la estética en sus campos de batalla, el aparato intelectual y su policía
secreta lo habían expulsado, puesto al límite, obligado a un primer suicidio.
En estos años se dedica a viajar y a fotografiar el nuevo rock nacional, creando el imaginario visual de la música de rock en español. Sus fotos aparecen
en las imágenes de discos, afiches y revistas consumidas por un público joven y
multitudinario. Su cámara fotografío a Los Gatos, Manal, Almendra, Arco Iris,
entre otros grupos y solistas. Sus fotos tienen una libertad y la mezclar
materiales y soportes con los que explora situaciones y estimula los sentidos.
En 1974, retornó a la pintura con la Serie de Cielos y Nubes, imágenes realistas
de estos fenómenos atmosféricos que no tienen ninguna referencia espacias ni
temporal. Con la llegada de la dictadura militar se exilia en Italia, donde expone
instalaciones y pinturas conceptuales.
A su regreso a la Argentina en 1988,
vuelve a trabajar con imágenes de su
pasado, realizando la Serie De Memoria, expuestas en 1993 en la Fundación Banco Patricios, una
instalación de fotos y objetos de la vida del autor, de su niñez, su
adolescencia y de su familia, ampliadas y encerradas en grandes marco, que
tenían una marca de un balazo, acción que se repite en Objetos de amor y violencia. Son objetos melancólicos que hablan de la
muerte y lo irrecuperable, y del paso del tiempo. Los vidrios rotos de los
marcos de las obras tienen una relación con el Gran Vidrio de Marcel Duchamp, aludiendo a la manipulación y a las
estrategias conceptuales de la modernidad.
. Paidós. Buenos Aires: 1969. - GIUNTA, Andrea. Vanguardia, Internacionalismo y Política.
Arte Argentino en los años sesenta. Paidos. Buenos Aires: 2001.
- KING, Jonh. El Di Tella y el desarrollo
cultural argentino en la década del sesenta. Ediciones de Arte Gaglianone.
Buenos Aires: 1985
- LOPEZ ANAYA, Jorge. Historia del Ate Argentino. Emecé. Buenos Aires: 1997.
- Oscar Bony. El mago. Obras 1965 / 2001 Exposición MALBA. Museo de Arte
Latinoamericano de Buenos Aires. Del 23 de noviembre de 2007 al 4
de febrero de 2008. Curaduría de Marcelo Pacheco.
- RIZZO, Patricia. Instituto Di Tella. Experiencias `68. Fundación Proa. Buenos Aires:
1998.
- ROMERO BREST, Jorge. Arte en la
Argentina
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