Silencio: Un
monstruo que avanza – El estreno del mash up del circuito Slam porteño
Explicarse a sí
mismo debe ser una de las actividades más extrañas que existen y sin embargo,
eso hacemos todo el tiempo aunque no lo sepamos. Ayer acudimos en manada al
estreno de Silencio en el Centro Cultural Konex, un mash up de Tomas Larrinaga
sobre el circuito porteño de poesia oral.
¿Qué es un mash
up? Una malla articulada de deseos cuya materialidad se convierte en un
conjunto colectivo indivisible y conciente. A eso es a lo que asistimos ayer. A
la expresión sintetizada en 90 minutos y unas cuantas decenas de caras, de un
monstruo, que empezó siendo un juego y hoy tiene vida propia. Ardua tarea para
Tomas, que tuvo entre sus manos más de 10 tera de archivos y materiales que
reflejan la vida de este colectivo anónimo del under. Una historia que se pisa
los talones a sí misma, tanto que la
desdibuja, porque mientras la vivís ya está cobrando otra forma.
Los grupos
surgen de la necesidad, decía Diego Arbit antes de entrar a una de las muchas
salas donde funciona No Solo en Cines, un circuito alternativo impulsado por
Emiliano Romero para exhibir audiovisuales independientes. Arbit, es uno de los
impulsores de este músculo de la oralidad que late a 160 pulsaciones por minuto
casi sin interrupción. Me quedé con ganas de preguntar más - Y nosotros ¿qué
necesidades tenemos? - No hizo falta. La pregunta se contesta por el peso de sí
misma. La poesia oral también llamada poesía slam surge, de manera inexacta en
el espacio y en el tiempo porteño, lo que sí sabemos es que una manga de
adolescentes se aburrieron de la solemnidad y el respeto con que nos obligaban
a curtir la poesía y la literatura de calidad.
La
característica que destaca al Slam en Bs.As es el teatro, nos dice Sol Fantin y
más allá Nanu Nanu acelera: aquello y aquello todo es Slam si le ponemos el
cuerpo. En alguna parte de mi cerebro todavía retumban las manos de Mariana
Bugallo diciendo, “la poesía oral es esa que te interpela”, que se planta, que
se la banca y te habla a vos que estás acá.
Pensar hoy en
Slam, es porque no, pensar ayer, en la movida punk, rock y hardcore de los 80
para acá. Es pensar en Cemento, en el Parakultural, en el BA Hardcore, en las
ferias de fanzine en los 90, en la Casa Giribone en 2001 y más acá en la F.L .I.A. Es pensar en momentos
de la Argentina
en que las palabras asamblea y autogestión comenzaban a cobrar vida en todas
las esquinas y trascendían incluso las barreras del piquete, de la
desocupación, las fábricas recuperadas, la economía doméstica y el trueque para
instalarse en todos los territorios. Autogestión de la vida, no como un mero
arte invididual. Hay que jugarse y ponerse de acuerdo con el otro para hacerse
lugar. Esa es la estrategia, hacerse escuchar. Todos estos espacios tienen
puntos en común: un desprecio insoslayable por la autoridad y un deseo
imparable por tomar protagonismo. La expresión local del Just Do it Your Self.
Pensar en
Alejandro Urdapilleta, Batato Barea, Sussy Shock, Luis Aranosky, Pat Rocker, Diego
Arbit, Juan Xiet o Sagrado Sebakis, es pensar de algún modo en algunas de las
expresiones más fuertes del arte como definición política, como opción de vida
desde abajo, bien de abajo, subterraneo y en comunidad. Qué hay más slamero que
ponerle a un poema el cuerpo, todos los días durante las 24 horas. “¿Qué soy?
¿Importa? ¡Soy arte!” Decía Sussy Shock allá por los inicios de los años
2000. “Nos dicen que esto no es poesía.
¿Importa? No ¡¿Importa?! ¡¡No!!”, declaman 10 años después los Poesía Estéreo en
la apertura de un Slam o entre el público interlocutor del Sucede en la Oreja Negra.
Rupturas y
continuidades de eso también se trata este asunto del Slam. Y todavía es
posible remontarse más lejos, al teatro griego clásico, al coliseo, a la
declamación, a la oratoria, a la transmisión oral del aquí y ahora, vos y yo
¿qué hacemos con todo esto? Pero ¿En
dónde se conectan el Slam y el teatro griego? En la primacia del cuerpo en el
espacio escénico cuyo límite no siempre es definido. Se conectan incluso en
algunas inquietudes que permanecen en el tiempo: los misterios, las aventuras y
avatares de la vida cotidiana dentro del abanico de moralidades instituidas e
instituyentes, todo con una pizca de ironía, de cinismo y magia. La risa para
digerir la vida.
Pensar en Slam
entonces, es pensar con el cuerpo en todas esas rupturas y continuidades, es
recuperar todas las expresiones y formas de decir que soporten el contacto cara
a cara con el otro sin tener que refugiarse en las tradiciones culturales
socialmente aceptadas. El Slam no precisa citas de autoridad, es
autolegitimante. Eso significa que se permite retomar todos/as los grandes
artistas de la vida, los pequeños - grandes gigantes de todos los tiempos sin
su correlativa sumisión como fabricantes de verdad.
¿Qué es el Slam
entonces? Es la pura verborragia, es la urgencia del decir, de bancarse la
palabra y sus cicatrices en el cuerpo. Tengo esto para escupir aquí y ahora. Te
lo digo ¿Me querés escuchar? Si te digo que sí, bancatelá. El Slam es un viaje
en bondi a través los diálogos internos de una generación. Es, en la boca de
Xiet, “algo nuestro, que nadie nos puede sacar, porque nosotros estamos
haciendo que suceda.”
Sencillamente me
atrevo a decir que para muchos, lo que sucedió en el estreno de Silencio, fue
una explosión que se hizo sentir en el cuerpo. Estamos viviendo las ficciones
que creamos y en las que creemos. Ahora la historia no es solamente de los
muertos. Una cosa más, es increíblemente empoderador saber que los monstruos
también tienen miedo.
Silencio es un
documental que promete controversias hacia afuera del movimiento under porteño
y abre sus puertas diciendo: “Las ficciones son necesarias para creer en lo que
vivimos”. En palabras de Sebakis es “estar despiertos” y todos sabemos que
cuando nos pega el insomnio ya no hay forma de volver a dormir. Si vos también
querés estar despierto/a, la próxima llamada de Silencio es el 25 de junio a
las 21 hs en el centro Cultural Matienzo
(Pringles 1249).
Soledad Vahedzian
simplemente genial todo lo que escribiste, tuve la suerte de poder ir a ver el estreno y como dijeron ellos en el documental "es un delirio" y me parece que es un delirio genial, muy bien hecho el documental que resumió 3 años de manera increíble, me encantó que hayan dicho como empezó todo hasta "la actualidad".
ResponderEliminarGracias ppr el comentario !!!!
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