MANIFIESTO MADÍ (1946)
|
BUENOS AIRES
Se reconocerá por arte
Madí la organización de elementos propios de cada arte en su continuo. En
ello está contenida la presencia, la ordenación dinámica móvil, el desarrollo
del tema propio, la ludicidad y pluralidad como valores absolutos, quedando
por lo tanto abolida toda injerencia de los fenómenos de expresión,
representación y significación.
El dibujo Madí es una disposición de puntos y
líneas sobre una superficie.
La pintura Madí, color
y bidimensionalidad. Marco recortado e irregular, superficie plana y
superficie curva o cóncava. Planos articulados, con movimiento lineal,
rotativo y de traslación.
La escultura Madí, tridimensioanalidad, no color.
Forma total y sólidos con ámbito, con movimiento de articulación, rotación,
traslación, etc.
La arquitectura Madí, ambiente y formas móviles,
desplazables.
La música Madí, inscripción de sonidos en la sección áurea.
La
poesía Madí, proposición inventada, conceptos e imágenes no traducibles por
otro medio que no sea el lenguaje. Suceder conceptual puro.
El teatro Madí,
escenografía móvil, diálogo inventado.
La novela y cuento Madí, personajes y
acción sin lugar ni tiempo localizados o en lugar y tiempo totalmente
inventados.
La danza Madí, cuerpo y movimientos circunscriptos a un ambiente
medido, sin música.
En los países que
alcanzaron la etapa culminante de su desarrollo industrial, el viejo estado
de cosas del realismo burgués desaparecido casi totalmente, en ellos el
naturalismo se bate en retirada y se defiende muy débilmente.
Es entonces,
cuando la abstracción, esencialmente expresiva, romántica, ocupa su lugar. En
este orden están involucradas las escuelas de arte figurativo desde el
cubismo hasta el surrealismo. Tales escuelas han respondido a necesidades
ideológicas de la época y sus realizaciones son aportes inestimables a la
solución de los problemas planteados a la cultura de nuestros días. No
obstante ello, su tiempo histórico debe darse por pasado. Por otro lado su
insistencia en el tema “exterior” a sus cualidades propias es un retroceso al
servicio del naturalismo contra el verdadero espíritu constructivo que se
extiende por todos los países y culturas, como es el caso del expresionismo,
surrealismo, constructivismo, etc.
Con lo concreto –que,
en realidad, es un gajo más joven de ese espíritu abstraccionista– se inicia
el gran período del Arte No Figurativo, donde el artista, sirviéndose del
elemento y su respectivo continuo, crea la obra en toda su pureza, sin
hibridaciones y objetos extraídos a su esencia. Pero en “lo concreto” hubo
falta de universalidad y consecuencia de organización. Se cayó en hondas e
insalvables contradicciones. Se conservaron los grandes vacíos y tabúes del
arte antiguo, como ser en la pintura, escultura, poesía, etc.,
respectivamente la superposición, marco rectangular, atematismo plástico; lo
estático, la interferencia entre volumen y ámbito; proposiciones e imágenes
gnoseológicas y traducibles gráficamente.
La consecuencia de ello
fue que el arte concreto no pudo oponerse seriamente, por intermedio de una
teoría orgánica y práctica disciplinaria, a los movimientos instruccionistas,
que, como el surrealismo, han ganado para sí todo el universo. De ahí el
triunfo a pesar de todas las condiciones en contrario, de los impulsos
instintivos contra la reflexión, de la intuición contra la conciencia; de la
revelación del subconsciente contra el análisis frío, el estudio y la
detención rigurosa del creador ante las leyes del objeto a construir; del
simbolismo, de lo hermético, de la magia contra la realidad; de la metafísica
contra la experiencia.
En cuanto a la teoría
y conocimiento del arte, campea en ellos la descripción subjetiva, idealista,
reaccionaria.
Resumiendo, el arte antes de Madí:
Un historicismo escolástico,
idealista.
Una concepción irracional.
Una técnica académica.
Una composición
unilateral, estática, falsa.
Una obra carente de verdadera esencialidad.
Una
conciencia paralizada por sus contradicciones sin solución; impermeabilizada
a la renovación permanente de la técnica y del estilo.
Contra todo ello se
alza Madí, confirmando el deseo fijo, absorbente del hombre de inventar y
construir objetos dentro de los valores absolutos de lo eterno, junto a la
humanidad en su lucha por la construcción de una nueva sociedad sin clases,
que libere la energía y domine el espacio y el tiempo en todos sus sentidos y
la materia hasta sus últimas consecuencias. Sin descripciones fundamentales
referentes a la totalidad de la organización no es posible construir el
objeto ni hacerlo penetrar en el orden constante de la creación. Es así como
el concepto invención queda definido en el campo de la técnica y el de
creación como una esencia definida totalmente.
Para el madismo, la invención
es un “método” interno, superable, y la creación una totalidad incambiable.
Madí, por lo tanto, INVENTA Y CREA.
Buenos
Aires, 1946
GYULA KOSICE
FUNDADOR DEL MOVIMIENTO MADÍ
|
lunes, 8 de julio de 2013
MANIFIESTO MADÍ (1946)
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario