Mujer
Latente – Diego Perrotta
Galeria Holz Arroyo 862 Ciudad de Buenos Aires
29 de
Junio-16 de Julio 2012
Todo comenzó con un sueño. Un sueño
que poco a poco fue trabajando sutilmente en la mente del artista como la gota
en la loza que logra perforarla. Entonces aquello que se presentaba, originalmente,
como un dato de color, pasó a convertirse en una pulsión que reclamaba
expresarse.
Diego Perrotta es dueño de una
sintaxis propia que lo define. Su traza se reconoce en cantidad de simbolismos y
elementos formales que delatan su característico estilo: la factura texturada
de las obras, la preponderancia de los colores equilibrados logrando armonía en
las piezas, el trabajo en serie, un corpus de símbolos recurrentes como los
volcanes, la vegetación, las geometrías aisladas, los iconos religiosos, la
sexualidad y muy especialmente el rol de la figura masculina en forma casi
excluyente. Sin embargo hay momentos en la vida donde se producen quiebres, situaciones
bisagra que generan saltos de eje y donde se puede elegir pasarlos por alto o
hacerse cargo. Cambios que marcan un antes y un después en el camino de las
decisiones que se toman.
La muestra Mujer Latente es la consecuencia de ese cambio que Diego Perrotta pone
en evidencia en esta serie. Todo pareciera haber cambiado, aun cuando subyace
la esencia y el espíritu del artista. Frente a estas obras experimentamos una
rara sensación que oscila entre la sorpresa, la desorientación y el fluir de la
adrenalina que nos genera enfrentarnos a un nuevo desafío. Cambia la técnica
porque el polvo de mármol y el punzón dan lugar al acrílico, permitiendo así un
trabajo con pincelada suelta, agilidad e inmediatez; la paleta se vuelve estridente,
contrastante y hasta por momentos agresiva, portadora del relato cuando la
figuración de los rostros se presenta hierática; el color nos transmite los
estados de ánimo de esos cuerpos que se revelan presos de los espacios que los
contienen. Un exterior que les promete la frescura de la libertad y un interior
que los somete muchas veces a los infiernos. El cuerpo femenino como
protagonista: toda una revolución en la producción de Perrotta. Y no son
cuerpos toscos cual tótems sino verdaderos emblemas de la feminidad con sus
atributos, curvas, poses y peinados, ropas y accesorios sensuales que nos sumergen
en mundos surrealistas como aquellos a los que nos tiene acostumbrados el
artista, pero también cuerpos que nos participan de otros escenarios más
realistas, concretos, cotidianos, íntimos.
Lo latente nos remite a aquello
velado, oculto, encubierto pero vivo y esperando el momento justo para emerger.
Estas mujeres latentes nos transmiten relatos de amor, de pasión, de
encuentros, de sexo, pero también nos hablan de vidas marginales, de destinos
crueles de los cuales no siempre pueden escapar, nos hablan de elecciones que
no les está permitido tomar, castigos, condenas y muerte. Una visión
comprometida que hace una reverencia a la figura de la mujer en varios de los
muchos roles que cumple, algunas veces por placer, otros por necesidad y
también, desgraciadamente, muchas veces por obligación. Mujer Latente puede estar sometida o en pleno ejercicio de su
voluntad, pero también se hace presente transitando el paso de un extremo al
otro; queda en el espectador develar y compartir lo que tienen para contarnos y
completar el círculo con su mirada. Porque ellas nos miran y nos interpelan, reclaman
una mirada crítica desde la empatía que no las juzga y que tampoco las deja
solas. Historias donde hay dolor y sometimiento pero donde también existe la
esperanza y la presencia del amor que redime. Y si la obra de Perrotta se
siente cómoda con aquellos “súper machos” que lo acompañaron tantas veces a lo
largo de su carrera, ahora el rol del “superhombre” Nietzscheano le corresponde
a estas mujeres que intentan, muy a pesar de las circunstancias, los valores
morales imperantes y los condicionamientos, ponerse de pie y seguir adelante.
Lic. María Carolina Baulo